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Impartición de la asignatura de matemáticas

Ábaco Escuchando en las noticias los resultados de los exámenes de enlace, en los que es manifiesto el bajo rendimiento académico de los alumnos en la asignatura de matemáticas, realidad que no es propia de la época actual y de la que difícilmente podemos escapar si no se asume el compromiso del cambio real en la manera de impartirla. El rendimiento académico es un problema que preocupa más al maestro de primaria que al de cualquier otro nivel, ya que en él recae la obligación de administrar las bases sólidas de los conocimientos incluidos en los programas de estudio, mismos que serán las bases para los aprendizajes futuros.

El esquema que se ha creado sobre la enseñanza de las matemáticas y el cual es difícil modificar puesto que es con el que uno se ha formado desde el inicio hasta el término de la escolaridad, el papel que se asigna al maestro y al alumno el cual establece que el primero es el poseedor de los conocimientos y el segundo el que lo recibirá. Será posible modificarlo.

Podrán tener maestros y alumnos una actitud positiva hacía las matemáticas, no temerles ni considerarlas difíciles, podrán poseer las características que nos sugieren algunos autores, realmente podremos abordar los contenidos del plan de estudios de una manera divertida, creativa y hacerlas interesantes. Será cuestión de tener una actitud positiva hacia las matemáticas para desarrollar en el alumno la curiosidad y el interés por empezar procesos de búsqueda para resolver problemas, la creatividad para crear conjeturas, la flexibilidad para utilizar distintos recursos y la autonomía intelectual para enfrentarse a situaciones desconocidas y asumir una postura de confianza en la capacidad de aprender.

Las matemáticas deben ser para los alumnos una herramienta que ellos recrean y que evoluciona frente a la necesidad de resolver problemas.

Para aprender matemáticas los alumnos necesitan enfrentar numerosas situaciones que les presente un problema, un reto, y generar sus propios recursos para resolverlas, utilizando los conocimientos que ya poseen. Los recursos de los alumnos serán informales al principio, pero poco a poco, con la experiencia, la interacción con sus compañeros y la ayuda del maestro, evolucionarán hacia la formalización del conocimiento.

En consecuencia los conocimientos matemáticos y los problemas no pueden separarse. No se trata de aprender matemáticas para después aplicarlas a la resolución de problemas, sino de aprender matemáticas al resolver problemas.

Esta concepción didáctica implica recuperar los significados de los conocimientos, contextualizados nuevamente, es decir, ponerlos en situaciones en las que éstos cobren sentido para el alumno, al permitirle resolver los problemas que se plantean.

Extraído de varios textos.

Profesora María Dolores Garza Chapa.